Un ingeniero genealógico
A la muerte de su madre, Manuel Alejandro Laynez halló el panteón de su familia y comenzó a realizar el árbol de su apellido paterno · Investiga ramas de antes de Jesucristo
P.L. Rodríguez | Actualizado 12.02.2012 - 01:00
El investigador e ingeniero de profesión, Manuel Alejandro.
Por si no tuvo bastante con los seis años que se pasó estudiando Ingeniería de Puertos, Caminos y Canales, Manuel Alejandro ha vuelto a retomar los libros. A la vejez viruelas que puede pensar más de uno. Pero los tomos y capítulos que ahora está empollando este almeriense aficando en Las Palmas hace unos veinticinco años, ni vienen clasificados por temas, ni traen decorativos dibujos y, por supuesto, ni tan siquiera fueron impresos con una buena tinta que permite su lectura con claridad.
Una vez que ha construido medio Gran Canarias, Manuel Alejandro, Ale para su familia, se buscó un pasatiempo, un hobby bien alejado de las grúas y las excavadoras. Y lo encontró en el viejo panteón familiar que los Laynez tienen en el Cementerio de Almería. A la muerte de su madre en 2006, la visita a donde descansan en paz sus familiares hizo que le picara "el gusanillo" sobre la procedencia de su estirpe y se puso a investigarla. "Entré en Intenet tratando de buscar algo de historia y me encontré el árbol que Luis Francisco Vilar, primo segundo, había hecho sobre los Bretones [apellido materno]. Por eso, me puse a realizar yo el de los Laynez", comienza este almeriense de sangre, pero guanche de currelo, que sacaba tiempo de donde no lo había para profundizar en su nuevo y agotador trabajo.
"Siempre me ha gustado la historia. Como vivo fuera de Almería y no tengo acceso a los archivos eclesiásticos, la investigación está hecha fundamentalmente a través de libros e Internet, donde están colgados los archivos civiles. Bueno, así y hablando con familiares mayores que te cuentan muchísimos detalles" y que le nutrieron de fotos y material cuya historia es todo un tesoro en manos de este erudito de la investigación y el estudio: "Lógicamente, todo está documentado. A veces son documentos que pueden estar inventados, pero que son aceptados históricamente como ciertos", asevera.
Hasta el siglo XIX no había Registros Civiles, sólo Eclesiásticos. Pero cada iglesia tenía el suyo y desaparecieron o se quemaron en las guerras. "De todas maneras, tampoco había antes del siglo XVI en el que fueron creadas por el Concilio de Trento", dice un Manuel Alejandro que explica el librillo que tiene un maestrillo genealógico: "Los nobles y los reyes que querían tener derecho sobre un territorio, pagaban a los historiadores de la época para que les hiciera un genealógico que diera base a los derechos que pedía. Otras veces, personas de más bajo linaje que alcanzaban puestos notables pagaban para que les hicieran descender de personas de alto rango. Hoy, por tanto, no podemos saber si son reales o no, pero es lo que recogen los libros", analiza este almeriense que, aunque cristiano y practicante, indica que el comienzo de la humanidad no está en Adán y Eva: "En todas las culturas encontramos las descendencias de los reyes hasta los dioses. Todos sabemos que la Biblia recoge la ascendencia directa de Jesús hasta Adán y Eva. Lo mismo ocurre en el Corán con Mahoma. No es así, pero ¿hasta dónde son verdad y a partir de qué punto son falsos estos árboles? Nunca se sabe", responde.
De las muchas anécdotas que arrastra una ha sido comprobar que como Laynez que es, desciende del Cid Campeador, cuyo padre era Diego Lainez, pero no como puede parecer. "Hasta hace menos de 300 años, se heredaba el nombre y no el apellido. Por eso, el padre era Diego Lainez [hijo de Lain] y el Cid, Rodrigo Díaz [hijo de Diego]. A pesar de que no había línea con apellido ininterrumpida, sí tenemos constatada nuestra descendencia directa de él, a través de un casamiento entre vástagos del Cid y de un rey de Navarra", finaliza este ingeniero y maestro de la genealogía.
Una vez que ha construido medio Gran Canarias, Manuel Alejandro, Ale para su familia, se buscó un pasatiempo, un hobby bien alejado de las grúas y las excavadoras. Y lo encontró en el viejo panteón familiar que los Laynez tienen en el Cementerio de Almería. A la muerte de su madre en 2006, la visita a donde descansan en paz sus familiares hizo que le picara "el gusanillo" sobre la procedencia de su estirpe y se puso a investigarla. "Entré en Intenet tratando de buscar algo de historia y me encontré el árbol que Luis Francisco Vilar, primo segundo, había hecho sobre los Bretones [apellido materno]. Por eso, me puse a realizar yo el de los Laynez", comienza este almeriense de sangre, pero guanche de currelo, que sacaba tiempo de donde no lo había para profundizar en su nuevo y agotador trabajo.
"Siempre me ha gustado la historia. Como vivo fuera de Almería y no tengo acceso a los archivos eclesiásticos, la investigación está hecha fundamentalmente a través de libros e Internet, donde están colgados los archivos civiles. Bueno, así y hablando con familiares mayores que te cuentan muchísimos detalles" y que le nutrieron de fotos y material cuya historia es todo un tesoro en manos de este erudito de la investigación y el estudio: "Lógicamente, todo está documentado. A veces son documentos que pueden estar inventados, pero que son aceptados históricamente como ciertos", asevera.
Hasta el siglo XIX no había Registros Civiles, sólo Eclesiásticos. Pero cada iglesia tenía el suyo y desaparecieron o se quemaron en las guerras. "De todas maneras, tampoco había antes del siglo XVI en el que fueron creadas por el Concilio de Trento", dice un Manuel Alejandro que explica el librillo que tiene un maestrillo genealógico: "Los nobles y los reyes que querían tener derecho sobre un territorio, pagaban a los historiadores de la época para que les hiciera un genealógico que diera base a los derechos que pedía. Otras veces, personas de más bajo linaje que alcanzaban puestos notables pagaban para que les hicieran descender de personas de alto rango. Hoy, por tanto, no podemos saber si son reales o no, pero es lo que recogen los libros", analiza este almeriense que, aunque cristiano y practicante, indica que el comienzo de la humanidad no está en Adán y Eva: "En todas las culturas encontramos las descendencias de los reyes hasta los dioses. Todos sabemos que la Biblia recoge la ascendencia directa de Jesús hasta Adán y Eva. Lo mismo ocurre en el Corán con Mahoma. No es así, pero ¿hasta dónde son verdad y a partir de qué punto son falsos estos árboles? Nunca se sabe", responde.
De las muchas anécdotas que arrastra una ha sido comprobar que como Laynez que es, desciende del Cid Campeador, cuyo padre era Diego Lainez, pero no como puede parecer. "Hasta hace menos de 300 años, se heredaba el nombre y no el apellido. Por eso, el padre era Diego Lainez [hijo de Lain] y el Cid, Rodrigo Díaz [hijo de Diego]. A pesar de que no había línea con apellido ininterrumpida, sí tenemos constatada nuestra descendencia directa de él, a través de un casamiento entre vástagos del Cid y de un rey de Navarra", finaliza este ingeniero y maestro de la genealogía.
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